Tras el confinamiento, las empresas han revisado en profundidad la organización de los espacios de trabajo. El objetivo es permitir que los empleados regresen con seguridad a los lugares de trabajo. Esta es una oportunidad para hacer un balance de las normas y certificaciones de Salud y Seguridad vigentes.
Normas dedicadas al entorno de trabajo
Creada en 2018, la ISO 45001 es la primera norma internacional dedicada a la seguridad y salud laboral. Su objetivo es proporcionar un lugar de trabajo seguro y saludable para todos, tanto para empleados como visitantes. Desde su implantación, la ISO 45001 se ha convertido en el principal criterio para evaluar la calidad de los sistemas de prevención de riesgos laborales. Se aplica a todas las organizaciones, independientemente de su tamaño o de la naturaleza de su actividad. Desarrollada como parte del sistema ISO y con aportaciones de expertos de más de 70 países, la norma ISO 45001 proporciona un marco internacional que tiene en cuenta las interacciones entre una organización y su entorno económico. Por supuesto, seguirá siendo muy relevante mientras dure la crisis sanitaria.
La norma OHSAS 18001 proporciona a las empresas apoyo en la evaluación y certificación de su sistema de gestión de la seguridad y la salud en el trabajo. Creada en 1999, fue sustituida en 2018 por la norma ISO 45001. Las empresas que ya cuentan con la certificación OHSAS 18001, tienen hasta el 11 de marzo de 2021 para pasar a la norma ISO 45001.
Desarrollada por la Oficina Internacional del Trabajo, la certificación OIT-OSH 2001 es la única referencia internacional adoptada por los Estados, los empresarios y los trabajadores. Esta reúne un conjunto de recomendaciones concretas para implantar y mejorar su sistema de gestión de la seguridad y la salud en el trabajo.
En respuesta a la crisis sanitaria se ha creado una nueva etiqueta Afnor. Con el título “Medidas sanitarias Covid-19, verificadas por Afnor Certification”, valida las medidas de precaución sanitaria adoptadas por las empresas. El objetivo de esta nueva etiqueta es crear las condiciones de confianza que permitan a todos volver a la empresa en buenas condiciones.
Centrarse en las mascarillas
Las famosas mascarillas FFP – Filtering Face Piece pueden utilizarse hasta 8 horas seguidas y están destinadas principalmente al personal sanitario. Su función principal es proteger al portador. Se suelen utilizar en un contexto médico o industrial ya que protegen contra las infecciones, el polvo y los gases tóxicos.
Una mascarilla con certificación FFP filtra todas las partículas hasta 0,6 micras. A continuación, se establece una clasificación en función de la eficacia del filtro:
80% para FFP1 ;
94% para FFP 2;
99% para FFP3.
El nivel de filtración hacia el interior de la mascarilla también debe estar entre el 2% para FFP3 y el 22% para FFP1. Por último, todas las mascarillas FFP cumplen la norma NF EN 149:2001.
Las mascarillas quirúrgicas no están destinadas a proteger al usuario, sino a las personas que lo rodean. Bloquean las gotas emitidas cuando el usuario tose, habla o respira. Hay 3 categorías de marcas:
Mascarillas quirúrgicas de tipo 1;
Mascarillas quirúrgicas de tipo 2;
Mascarillas quirúrgicas tipo 2R
Según el tipo de mascarilla, el nivel de filtración se sitúa entre el 95% y el 98%. Para ser homologadas, las mascarillas quirúrgicas deben cumplir con la norma NF EN 14683:2019.
Las mascarillas de barrera también están destinadas a proteger a los demás.
Destinadas principalmente a los profesionales que están en contacto habitual con el público, las mascarillas UNS1 filtran el 90% de las partículas mayores de 3 micras. Ofrecen una transpirabilidad superior al 96%. Para ser homologadas, deben cumplir con la norma AFNOR SPEC S76-001.
Por su parte, las mascarillas UNS2 están destinadas al uso individual y al personal sin contacto con el público. Filtran el 70% de las partículas de hasta 3 micras para una transpirabilidad superior al 96%. También tienen que cumplir la norma AFNOR SPEC S76-001.