La manipulación de cargas es a menudo un área central en los esfuerzos que las empresas realizan en el campo de la ergonomía. Los equipos utilizados en esta actividad constituyen un importante factor de comodidad y eficacia en los sectores del transporte y la logística. La manipulación de cargas es también una de las principales fuentes de lesiones y accidentes, y las causas suelen estar relacionadas con el propio equipo y su uso. La elección de un equipo de manipulación de cargas es, por lo tanto, un proceso complejo y conviene conocer todos los aspectos que involucran este tipo de tarea.
Todo equipo de manipulación de cargas debe cumplir criterios técnicos formalizados en forma de normas. Estas normas inciden principalmente en las capacidades de estabilidad y resistencia de los equipos. Además de las normas relativas a cargas máximas, el equipo debe tener características que permitan mejorar la seguridad del usuario:
El diseño del equipo juega también un papel importante en su uso:
En lo que se refiere a la seguridad dinámica, las mejores soluciones son siempre las más intuitivas. Un equipo fácil de entender, manejar y mantener constituye la mejor forma de garantizar un uso apropiado por parte de los equipos.
La manipulación de cargas nos remite naturalmente a la cuestión de la ergonomía y de la prevención de los riesgos laborales, en particular, los trastornos musculoesqueléticos (TME). Para prevenir estos riesgos, los equipos de elevación y manipulación de cargas deben cumplir unos requisitos específicos: en primer lugar, la posibilidad de ajustar los diferentes pomos, asas y accesorios. Deberán poder adaptarse a la morfología del operador para proporcionar una posición natural y cómoda durante las operaciones.
En el caso de las plataformas con ruedas, la altura de carga deberá ajustarse en función de los usos y equipos disponibles.
Unos pocos centímetros de más o de menos ejercen, a medio y largo plazo, un impacto significativo en la prevención del dolor articular o lumbar. Además de estos aspectos fundamentales, es en los pequeños detalles donde residen los elementos que pueden contribuir a una perfecta ergonomía. La configuración de las asas y pomos ha experimentado un importante desarrollo durante los últimos años, con una seria toma de conciencia de los imperativos fisiológicos. Idealmente, las asas deben permitir al usuario variar la posición de la mano y ser fáciles de agarrar en las posturas más diversas. En este contexto, el sistema de asa cerrada utilizado en transpaletas o carretillas de transporte manuales, por ejemplo, ofrece muchas más posibilidades de sujeción y reduce la exposición a los riesgos de TME, a la vez que minimiza la naturaleza repetitiva del movimiento de sujeción.
En esta etapa del proceso de selección, el asesoramiento de un vendedor o especialista puede ser un activo importante en términos de seguridad, longevidad del equipo y comodidad de los operadores.