Los equipos de protección individual (EPI) son dispositivos diseñados para proteger a los trabajadores contra multitud de riesgos; ya sea en una obra, en un laboratorio químico o en una planta de producción, los EPI son esenciales para minimizar el riesgo de accidentes y enfermedades laborales.
Un equipo de protección individual (EPI) es un dispositivo o un medio destinado a ser portado o sostenido por su usuario con el fin de protegerle contra uno o varios riesgos que puedan amenazar su seguridad en el trabajo. Este tipo de equipo es importante en las estrategias de prevención de riesgos laborales, ya que ofrece una barrera protectora entre el usuario y los peligros potenciales presentes en su ambiente de trabajo.
El marco regulador de los equipos de protección individual en Europa está definido principalmente por el Reglamento (UE) N.º 2016/425, que establece los requisitos esenciales de salud y seguridad que deben cumplir los productos antes de su comercialización. Esta normativa garantiza que todos los EPI comercializados en la Unión Europea ofrezcan un nivel de protección suficiente contra los riesgos para los que están diseñados. También clasifica los EPI en tres categorías básicas, en función de la gravedad de los riesgos contra los que protegen a los trabajadores, que comprenden desde los riesgos leves hasta los muy graves, para los que se requiere una evaluación de conformidad más estricta. Cada equipo debe llevar el marcado CE, prueba de que cumple las normas de seguridad europeas.
La incorporación de equipos de protección individual es un planteamiento que forma parte de una política global de prevención y control de riesgos laborales, en la que debe darse prioridad a la protección colectiva y a las medidas organizativas. Los EPI complementan estas medidas, como último recurso, para garantizar la protección individual contra los riesgos potenciales. Su uso debe ir unido a la formación de los trabajadores, a fin de concienciarlos de la importancia de llevar EPI, así como de la forma correcta de utilizarlos y conservarlos.
Los equipos de protección individual se agrupan en tres categorías principales, cada una de las cuales corresponde a un nivel de riesgo específico.
Esta categoría incluye los EPI diseñados para proteger frente a riesgos leves en los que los usuarios son capaces de evaluar por sí mismos la protección necesaria. A menudo se trata de equipos que protegen de daños superficiales, como guantes protectores ligeros, gafas protectoras contra el polvo, gorros antichoque para evitar lesiones superficiales o protección auditiva para entornos poco ruidosos.
Los equipos de protección individual de esta categoría están destinados a proteger frente a riesgos más serios, pero que no son ni leves ni letales. Esto incluye la protección contra riesgos de caídas de altura, daños eléctricos moderados o exposición a sustancias químicas peligrosas. Por ejemplo, hay EPI destinados a obras de construcción (cascos protectores, arneses de seguridad, máscaras protectoras, calzado de seguridad con puntera de protección contra impactos medianos, chalecos salvavidas para trabajar cerca del agua, etc.). Para este tipo de equipos, se requiere una evaluación de conformidad por parte de un organismo certificado para garantizar su eficacia.
Esta categoría incluye los EPI diseñados para proteger a los usuarios contra los peligros más graves, que pueden causar lesiones mortales o irreversibles. Esto incluye equipos de protección respiratoria contra agentes biológicos peligrosos, trajes completos de protección química o sistemas de protección contra caídas para trabajos en alturas extremas. Los EPI de esta categoría requieren una certificación estricta, que implica pruebas exhaustivas y una evaluación de la conformidad por parte de un organismo certificado.
La protección individual cubre una amplia gama de equipos en los que cada pieza está diseñada para proteger a los usuarios contra riesgos específicos. A continuación encontrarás un resumen de los principales tipos de EPI utilizados en diversos sectores para garantizar la seguridad de los trabajadores.
Los cascos son imprescindibles en las obras de construcción, en los talleres de producción y en cualquier lugar donde exista riesgo de caída de objetos, impactos o contacto eléctrico. Están diseñados para proteger contra lesiones en la cabeza y están disponibles en varios modelos para distintos entornos de trabajo.
Los tapones para los oídos y los auriculares con cancelación de ruido son fundamentales en zonas donde los niveles de ruido pueden causar daños auditivos. Reducen la exposición al ruido y evitan la pérdida de audición relacionada con el trabajo.
Los equipos de protección para los ojos, como las gafas de seguridad, protegen contra las salpicaduras químicas, las partículas en suspensión y las radiaciones. Son necesarios en laboratorios, talleres de esmerilado y en cualquier sitio donde los ojos estén expuestos a riesgos.
Las protecciones faciales y las mascarillas ofrecen seguridad contra las salpicaduras de líquidos, el polvo fino y otras partículas. Son de gran utilidad en los sectores de la industria y la química.
Diseñadas para proteger a los usuarios de la inhalación de polvo, humos, vapores y microorganismos, las mascarillas filtrantes son esenciales en entornos contaminados o cuando se realizan trabajos que generan partículas finas.
Los respiradores ofrecen una protección avanzada filtrando o generando aire limpio en ambientes en los que el aire está contaminado por sustancias peligrosas.
Los guantes de protección son esenciales para proteger las manos de lesiones y exposiciones peligrosas. Varían en función del material del que están hechos (látex, nitrilo, cuero) y del tipo de riesgo al que están expuestos los trabajadores (cortes, productos químicos, altas temperaturas).
La ropa de protección incluye monos, delantales, chalecos de alta visibilidad, prendas desechables, etc. Ofrece protección contra riesgos específicos, como productos químicos, fuego, temperaturas extremas y visibilidad reducida.
Las botas o zapatos de seguridad protegen contra la caída de objetos, las perforaciones, los resbalones y las descargas eléctricas. Son esenciales en entornos industriales, de construcción y de producción.
El uso de EPI, incluidos los equipos para climas fríos, garantiza una protección eficaz de los trabajadores contra diversos riesgos laborales. Este proceso debe guiarse por una evaluación exhaustiva de los riesgos, un conocimiento de las distintas categorías de EPI disponibles y la consideración de las características específicas del trabajo.
Aquí tienes los criterios de selección que debes tener en cuenta:
El uso de equipos de protección individual debe ir acompañado de formación sobre la forma correcta de utilizarlos. Los trabajadores deben saber cómo llevarlos, ajustarlos, utilizarlos y quitárselos para maximizar su eficacia. Además, los EPI requieren un mantenimiento regular para mantener su nivel de protección, incluida la limpieza, la comprobación de su integridad y la sustitución de las piezas desgastadas o dañadas. Asimismo, es necesario registrar las medidas relacionadas con la higiene y la desinfección, así como las medidas adoptadas para garantizar el cumplimiento de los EPI, como inspecciones y reparaciones.
Los EPI son un elemento indispensable para la seguridad y la salud en el trabajo, ya que ofrecen una protección esencial contra multitud de riesgos laborales. Su cuidadosa selección, basada en una minuciosa evaluación de riesgos, así como su correcto uso y mantenimiento, son importantes para garantizar la eficacia de esta protección. Al cumplir la legislación y adoptar un enfoque proactivo de la seguridad, las empresas actúan para prevenir accidentes y enfermedades profesionales, pero también para fomentar una cultura de seguridad en el trabajo.
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