Hoy día, las empresas son cada vez más conscientes de su impacto social y medioambiental, y se esfuerzan por adoptar prácticas responsables. Esto se traduce en aplicar estrategias relacionadas con la responsabilidad social de las empresas (RSE) y el desarrollo sostenible. Pero ¿en qué se diferencian y en qué se parecen estos dos conceptos? Para reforzar el compromiso medioambiental de tu empresa, descubre en este artículo qué separa y qué une a la RSE y al desarrollo sostenible.
Antes de adentrarnos en la relación entre la RSE y el desarrollo sostenible es importante definir cada concepto por separado para una mayor claridad y unas bases sólidas.
Toda empresa tiene un papel que desempeñar en la sociedad y debe tener presentes en sus operaciones las preocupaciones medioambientales, sociales y económicas. A esto se refiere la RSE.
Este enfoque consciente va más allá del simple cumplimiento de la normativa vigente: pretende tener en consideración tanto los intereses de la empresa como de la sociedad en su conjunto.
La RSE se basa en la colaboración entre la empresa y sus interlocutores (proveedores, subcontratistas, clientes, etc.) con el fin de responder a las expectativas de todos ellos. Según la norma internacional ISO 26000, una empresa es responsable de sus decisiones y actividades, así como de su impacto en el medio ambiente y la sociedad.
El desarrollo sostenible es un concepto global que pretende reconciliar crecimiento económico, protección medioambiental y justicia social. Su objetivo es garantizar el acceso a los recursos naturales para las generaciones actuales y futuras, intentando resolver la crisis ecológica y social mundial.
Adoptada en 2015 por las Naciones Unidas, la Agenda 2030 define un plan de acción para alcanzar el desarrollo sostenible de aquí a 2030. Este plan se basa en 17 objetivos universales e interdependientes, entre ellos:
Ahora que los principios de la RSE y la sostenibilidad están bien definidos, es hora de centrarse en lo que diferencia a estos dos conceptos.
La RSE se centra en el compromiso de las empresas en cuanto a cuestiones sociales, medioambientales y económicas. Su objetivo es integrar estas preocupaciones en sus actividades empresariales y en su estrategia global.
El desarrollo sostenible, por su parte, pretende reconciliar la protección del medio ambiente, la eficiencia económica y la justicia social a mayor escala, implicando a los Estados, las instituciones y la sociedad civil.
Como ya se ha mencionado, los 17 objetivos de la Agenda 2030 atañen sobre todo a los Estados miembros de la ONU, que se han comprometido a poner en marcha políticas y estrategias en favor del desarrollo sostenible.
La RSE, sin embargo, hace referencia solo a las empresas y a su responsabilidad social y medioambiental.
El desarrollo sostenible abarca todas las esferas de la sociedad, tanto aspectos sociales y económicos como medioambientales.
La RSE, por su parte, adapta los 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) al mundo laboral en concreto, teniendo en cuenta las actividades de negocio de las empresas, su impacto y las partes interesadas.
Aunque existen diferencias entre la RSE y el desarrollo sostenible, estos dos conceptos están relacionados y sus acciones se complementan.
La RSE permite a las empresas participar de manera activa en el desarrollo sostenible implantando medidas específicas que respondan a los retos medioambientales, sociales y económicos.
Al incluir las preocupaciones relacionadas con la sostenibilidad en sus actividades y estrategias, las empresas pueden así tener un impacto positivo y contribuir a la sociedad y al medio ambiente.
Las empresas pueden combinar RSE y desarrollo sostenible para llevar a cabo acciones tangibles en favor del medio ambiente y de la sociedad en general.
Al optimizar su consumo de energía (adoptando, por ejemplo, una estrategia de eficiencia energética) e invertir en fuentes de energía renovables, las empresas mejorarán su rendimiento energético. Con esta medida reducen sus emisiones de gases de efecto invernadero y contribuyen a la lucha contra el cambio climático.
Promover la igualdad de género y la diversidad dentro de una empresa es un aspecto fundamental de RSE y desarrollo sostenible. Las empresas pueden aplicar políticas y acciones para promover la igualdad de oportunidades, la inclusión y la diversidad dentro de su organización.
Este enfoque empieza en la fase de contratación y continúa con la formación de los directivos y sus equipos para transformar desde dentro la cultura de la empresa. Gracias a la combinación de las diferencias de cada persona, una organización progresa.
Para actuar en favor de la protección de la biodiversidad y la gestión responsable de los recursos naturales, las empresas deben adoptar prácticas respetuosas con el medio ambiente y cooperar con sus colaboradores para preservar los ecosistemas y los recursos naturales.
Para garantizar el éxito de una estrategia de RSE, las empresas deben seguir 3 pasos complementarios.
Antes de poner en marcha una estrategia de RSE y desarrollo sostenible, es fundamental que las empresas evalúen los problemas y el impacto de sus actividades en la sociedad y el medio ambiente. Esto permitirá identificar las áreas prioritarias de actuación y definir objetivos alineados con los objetivos de desarrollo sostenible.
Una vez se identifican los problemas e impactos, las empresas deben definir sus objetivos y las acciones necesarias para alcanzarlos. Para ello, pueden respaldarse en la Agenda 2030 y sus 17 ODS, que ofrecen un marco universal para la aplicación de la RSE y el desarrollo sostenible en las organizaciones.
Por último, es importante que las empresas controlen y midan los resultados de su enfoque de RSE y compartan sus avances en materia de desarrollo sostenible. Esto aumenta la credibilidad de su compromiso y favorece su imagen entre los agentes implicados y el público en general.
La RSE y el desarrollo sostenible son dos conceptos tan vinculados que persiguen los mismos objetivos: Equidad social, preservación del medio ambiente y desarrollo económico. A pesar de algunas diferencias, convergen para apoyar a las empresas en su transición hacia un futuro más sostenible.
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