En la era digital de hoy día, la protección de la información sensible se ha convertido en una de las principales preocupaciones de todas las empresas, sobre todo en el sector de defensa. La divulgación de información puede acarrear consecuencias catastróficas, desde la pérdida de confianza de los socios hasta el riesgo de la seguridad general.
Los datos sensibles hacen referencia a información personal considerada sensible, que la Comisión Europea los define así:
En un mundo en el que la digitalización progresiva conduce a una proliferación de los datos generados y manipulados por las empresas, la protección de la información sensible se ha convertido en un problema de máxima prioridad. El sector de defensa, dada su propia naturaleza, gestiona una cantidad ingente de datos sensibles cuya divulgación podría tener graves consecuencias para la seguridad nacional y la protección de los ciudadanos. La normativa vigente, como el Reglamento general de protección de datos (RGPD) en Europa, regula de manera estricta el tratamiento y la protección de estos datos, exigiendo a las empresas la adopción de rigurosas medidas para garantizar su seguridad.
La divulgación no autorizada de información sensible (datos personales o de clientes) puede acarrear serias consecuencias para particulares y empresas. Una vez revelada, dicha información puede ser explotada con fines malintencionados, poniendo en peligro la intimidad de las personas afectadas y la confidencialidad de la información comercial. En el caso de las empresas, esta divulgación también puede afectar a su reputación y a la confianza que sus clientes depositan en ellas.
La legislación y la normativa que regulan la protección de información sensible son rigurosas y estrictas: exigen altos niveles de seguridad en la recogida, almacenamiento, tratamiento e intercambio de datos. El incumplimiento de las mismas puede suponer graves sanciones, entre ellas penas de cárcel para los responsables y multas para las organizaciones.
La protección de información sensible exige un enfoque multidisciplinar, que incluya:
Cada detalle, por pequeño que parezca, es decisivo a la hora de crear una “fortaleza” impenetrable alrededor de los datos sensibles.
Una de las formas más sencillas de proteger la información sensible es almacenarla en sitios seguros: los armarios y cajas fuertes de oficina con cerradura están diseñados para hacer frente a posibles robos, lo que garantiza que los documentos y cualquier material informático estén protegidos de miradas indiscretas. Estos armarios y muebles resistentes son ideales para guardar archivos confidenciales, discos duros externos y otros soportes que almacenen datos confidenciales.
Unos cables al descubierto, puertos USB accesibles y cajones sin seguridad pueden constituir vías de acceso para las amenazas. Los escritorios diseñados ex profeso para ocultar los cables presentan soluciones con cerraduras para los cajones e impiden cualquier acceso no autorizado; además, su diseño ergonómico vela por que la seguridad no repercuta en la experiencia del usuario.
Cuando llega el momento de proteger datos, tan importante es proteger la información en papel como la digital. Las trituradoras de documentos de alta calidad están diseñadas para destruir cualquier documento que contenga información sensible, lo que garantiza que no se pueda recuperar ningún dato confidencial y utilizarlo con fines malintencionados.
El diseño del lugar de trabajo es una pieza clave en la estrategia de protección de la información sensible de una empresa. Un entorno de trabajo bien diseñado puede minimizar los riesgos de accesos no autorizados y fugas de datos, a la vez que contribuye al cumplimiento de la normativa.
La distribución de los puestos de trabajo debe estar pensada para que el acceso a las zonas en las que se manipulan datos sensibles esté vigilado. Para ello, pueden habilitarse zonas restringidas y/o recurrir a mamparas acústicas para preservar la privacidad de las conversaciones y la información. Instalar sistemas de control de acceso, cámaras de vigilancia y otros dispositivos de seguridad física puede disuadir de intentos de acceso no autorizados y favorecer la protección de información sensible.
Los servidores y otros equipos de almacenamiento de datos se ubicarán en zonas restringidas con acceso limitado para evitar cualquier intrusión. Incorporar sistemas electrónicos de gestión y supervisión de accesos permite rastrear quién accede a qué, cuándo y detectar cualquier actividad sospechosa.
Proteger la información sensible no se reduce a comprar equipos de seguridad o a diseñar un espacio de trabajo seguro; también consiste en garantizar que los empleados estén bien informados y reciban formación al respecto:
Es fundamental que conozcan los riesgos relacionados con el tratamiento de información sensible y las posibles consecuencias de las fugas de datos. Poner en marcha medidas de concienciación efectivas garantiza que los empleados estén familiarizados con las normativas y reglamentos en materia de tratamiento de datos sensibles, y que las cumplan.
Además, impulsar una cultura sobre seguridad de datos dentro de la empresa, en la que cada trabajador asuma la importancia de la protección de la información, es crucial para minimizar el riesgo de fuga de datos y unir a los equipos con un objetivo común.
Asimismo, facilitar guías, listas de comprobación y recursos didácticos puede servir para que los empleados conozcan y cumplan con los procedimientos de seguridad. Organizar con frecuencia ejercicios prácticos, como simulacros de phishing o intentos de intrusión, también permite evaluar y mejorar la preparación del equipo ante situaciones reales.
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