La Unión Europea, compuesta actualmente por 27 Estados miembros, es una gran potencia política y económica. Único en el mundo, este grupo de países abarca una parte importante del continente europeo.
El antecedente de la UE se creó tras la Segunda Guerra Mundial, con el objetivo principal de “reforzar la cooperación económica [entre naciones] sobre la base de que los países vinculados por el comercio se vuelven económicamente interdependientes y, por tanto, menos propensos a entrar en conflicto”1].
Desde entonces ha evolucionado y ha adquirido una dimensión más política, lo que ha dado lugar a la aparición de normas y reglamentos comunes. Esta alianza entre economía y política se traduce en una fuerte voluntad de fomentar la producción local. En efecto, el “Made in Europe” ofrece muchas ventajas tanto a las empresas como a los clientes.
Establecer una empresa en la Unión Europea conlleva una serie de ventajas, como la libre circulación de mercancías y personas, oportunidades económicas y el desarrollo de la RSE.
Una de las características más emblemáticas de la UE es la libre circulación de mercancías y personas. Este acuerdo entre los Estados miembros hace que las empresas y sus empleados puedan cruzar las fronteras con mucha más facilidad que en otros países fuera de la UE.
Esto permite a las empresas comercializar más fácilmente de un país a otro con poco o ningún control fronterizo. Este abastecimiento local de proveedores con sede en otros países de la UE supone un importante ahorro de tiempo y garantiza la fluidez de los intercambios comerciales.
La UE ofrece numerosas ventajas económicas a sus países miembros y, por tanto, a las empresas domiciliadas en ellos. Además de la libre circulación, las empresas europeas pueden beneficiarse de una oferta mucho más amplia de interesados. Pueden seleccionar a los proveedores que mejor se adapten a sus necesidades, sin tener que considerar su nacionalidad y las posibles limitaciones que ello conlleva.
En materia de compras, las empresas pueden optar por proveedores de ámbito europeo que ofrezcan buenas condiciones de trabajo y productos de alta calidad. Esto se debe a que estos proveedores están sujetos a las mismas normas y políticas que las demás empresas de la UE. Así, las empresas pueden estar seguras del origen y los métodos de trabajo de sus proveedores.
Además de la confianza que las empresas pueden depositar en sus proveedores en lo que respecta a la calidad y los plazos de entrega, abastecerse de productos procedentes de la UE también les permite racionalizar sus compras indirectas (material de oficina, envases, higiene, equipos y protección, etc.) de acuerdo con las normas europeas. Al hacer esta elección, las empresas pueden hacer verdaderos ahorros en términos de compras.
Más allá de las ganancias de margen bruto que pueden conseguir las empresas al tomar esta decisión de racionalizar sus compras indirectas, también pueden disfrutar de otros beneficios, como:
● Mayor transparencia;
● Mejor control de la relación calidad-precio;
● Seguridad de suministro, etc.
Todos estos son activos que ayudan a las empresas a ser más sostenibles, a certificar los plazos de entrega de sus productos y a tener mayor confianza en sus proveedores y en la calidad de los componentes que utilizan. Manutan ha decidido racionalizar sus compras indirectas y compartir con usted sus mejores prácticas.
Hecho en Europa es también una forma de que las empresas se aseguren de tener un cierto nivel de RSC, ya que la UE está comprometida con las cuestiones sociales y medioambientales. De hecho, como mayor unión de estados del mundo, tiene el poder de marcar la diferencia, sobre todo porque sus miembros han comprendido la importancia de los retos globales del desarrollo sostenible y la protección del medio ambiente para el futuro de todos. Por ello, ha establecido normas que las empresas deben cumplir.
Por ejemplo, la etiqueta Responsibility Europe, creada en 2021, pretende ofrecer a las empresas con etiquetas nacionales de RSE un alcance paneuropeo o incluso mundial, uniéndolas en torno a una certificación común. El objetivo es dar a la RSE una identidad europea.
Esta etiqueta es, por tanto, una oportunidad para las empresas que ya están comprometidas con la RSE, además de ofrecer una garantía adicional de calidad, compromiso y transparencia para los clientes. Cada vez son más los consumidores que quieren comprar de forma más responsable y se decantan por marcas que actúan a diario en favor del bienestar social y medioambiental.
Made in Europe tiene verdaderas ventajas para los clientes. Con esta certificación, tienen acceso a una mayor transparencia sobre los productos que compran y lo que se hace con ellos (composición, diseño, calidad, etc.). Esto se debe a que las empresas que se adhieren a Hecho en Europa están todas sujetas a las mismas políticas y normativas, por lo que los productos que venden en la UE tienen un estándar de conformidad establecido.
Establecer normas de calidad y seguridad y garantizar que las empresas las cumplen aumenta la confianza de los consumidores. Se trata de una opción en la que todos salen ganando y que mejora la imagen de la empresa al tiempo que garantiza un alto nivel de calidad para los clientes. La Unión Europea aporta muchas ventajas tanto a las empresas como a sus clientes, ya que ha implantado normas y reglamentos compartidos por todos los Estados miembros. Más que una garantía de calidad y conformidad, se trata de normas económicas, de libre circulación y de RSE que se han puesto en marcha para facilitar los intercambios y el comercio entre los países de la UE.