La situación actual, dominada por la crisis sanitaria pero también por una considerable presión sobre los suministros, ha resaltado la importancia de una buena gestión de los riesgos de los proveedores en el ámbito de la fabricación. Este reto de gran envergadura refuerza el papel estratégico del departamento de compras de cara a la contribución al éxito y al rendimiento de la empresa. En este contexto, el objetivo consiste en garantizar la seguridad de los suministros en todas las circunstancias y, a la vez, controlar los costes.
Más allá de seleccionar proveedores de calidad y garantizar que sus contratos se ejecuten de forma adecuada, una gestión sólida del riesgo de los proveedores se basa, sobre todo, en una buena previsión. La pronta identificación de los riesgos a los que está expuesto su suministro le ayuda a evitar posibles carencias de existencias, pero también a entender mejor las tensiones que pueden afectar al funcionamiento correcto de la cadena de suministro. Así pues, es importante que la función de compras sea capaz de monitorizar y establecer un mapa preciso y exhaustivo de los riesgos de los proveedores, independientemente de su nivel en la cadena de suministro.
En primer lugar, la gestión de riesgos de los proveedores requiere que toda la información relativa a las compras esté integrada en tiempo real en todos los sistemas operacionales de la empresa.
Esta base de datos altamente estratégica debe ser segmentada en diferentes categorías de riesgo relacionadas con los proveedores. Esta es una condición indispensable para su eficacia. La segmentación incluye los riesgos financieros, contractuales, de negocio y técnicos, así como los riesgos para la RSC (responsabilidad social corporativa) que puedan afectar a su imagen, su negocio y su rendimiento. Además, pueden surgir amenazas geopolíticas, meteorológicas o climáticas en función del país donde se encuentren sus proveedores. Cuanto más precisa sea la clasificación de los riesgos de los proveedores, más fácil será para los departamentos de compras anticiparse a ellos. Su capacidad de análisis predictivo y la gestión operativa de los suministros mejorarán considerablemente. Así podrá desarrollar estrategias alternativas con antelación suficiente para poder superar cualquier imprevisto.
Por supuesto, para ser realmente eficiente, una base de datos de estas características debe actualizarse de forma periódica. Por definición, los riesgos de los proveedores no son datos intangibles. Varían según las circunstancias y, por lo tanto, es necesario actualizarlos continuamente en todo el ámbito de la empresa.
Para ser fiable y exhaustivo, un buen mapa de riesgos de proveedores también depende de la calidad de la relación que se mantiene con ellos. Cuanto más se base en la confianza y la transparencia, más mejorará su capacidad para realizar predicciones. Desde este punto de vista, la riqueza del intercambio y la calidad de la relación humana siguen siendo factores esenciales. Como destaca Grégoire Koudrine, director de la cadena de suministro del Grupo Manutan, el secreto se encuentra en la capacidad de «lograr que las distintas partes interesadas conversen entre ellas y definan conjuntamente la facturación, las ventas y, por tanto, las premisas del suministro, en aras una mejor gestión de los riesgos».
La crisis de la COVID-19 ha demostrado cuán esencial resulta actualmente para su negocio crear cadenas logísticas que sean a la vez robustas y sostenibles. En un estudio dedicado al tema, la empresa Cap Gemini identificó cuatro grandes criterios de resiliencia para una cadena de suministro:
Para crear condiciones favorables para la resiliencia de la cadena de suministro, los departamentos de compras deben evitar una excesiva dependencia de sus proveedores. Aumentar el número de socios de confianza y reorientar las cadenas de logística hacia mercados más locales son algunos de los métodos clave que se pueden adoptar.
Otra consultoría, McKinsey & Company, ha realizado un extenso sondeo entre directores de logística. Parece que muchos de ellos se están planteando aumentar el número de proveedores para asegurar su suministro, pero también para realizar operaciones de nearshoring, es decir, trasladar una actividad directamente al país de origen o a un país cercano a la empresa. Con ello se pretende, por supuesto, ganar en productividad, pero también evitar sorpresas desagradables relacionadas con las actividades de deslocalización y con una distancia geográfica excesiva de los proveedores.
La inclusión de la RSC en el núcleo de la política de compras de una empresa es otro factor indisoluble de la gestión de riesgos de proveedores. Es más, se podría incluso afirmar que la gestión de los riesgos de los proveedores es uno de los pilares principales de las compras sostenibles. En efecto, ninguna estrategia de compras sostenibles que se precie puede existir sin el desarrollo de una evaluación del riesgo real de los proveedores y de herramientas de prevención. La agenda consta de estos componentes: planes de acción de RSC para proveedores, métodos de gestión de conflictos, plazos de pago, etc. En total, catorce indicadores permiten evaluar la auténtica dimensión de sostenibilidad de su política de compras y, por ende, la calidad de las relaciones que mantiene con sus socios encargados de los suministros.
Una vez más, es necesario ejercer una vigilancia, ya que cualquier fallo en este ámbito puede traducirse inmediatamente en riesgos de imagen y rendimiento, con consecuencias financieras. Por ejemplo, basta con que un proveedor sea criticado por la mala calidad de su gestión, la falta de fiabilidad de sus productos o servicios o la inadecuación de su propio enfoque medioambiental para que el escándalo salpique también al contratista. La ejecución sistemática de auditorías de las políticas de RSC de los proveedores es, sin duda, la mejor manera de mejorar su gestión de riesgos.
En su calidad de administradores de los recursos externos de la organización, los departamentos de compras deben atajar los riesgos de los proveedores que pueden poner en peligro los negocios de la empresa. A tal efecto, la gestión continua del mapa de riesgos, el mantenimiento de relaciones de calidad y la ejecución de una política de compras sostenibles son algunos de los factores clave que contribuyen a la resiliencia y al buen rendimiento de la empresa.